Este precioso museo está situado en lo que fue un palacio de estilo neoclásico. Se construyó en 1776 y en él vivió la familia del conde de la Puebla del Maestre (título nobiliario creado por Fernando II el Católico), hasta que un incendio destruyó sus salones.
Fue Benigno de la Vega-Inclán quien decidió convertirlo en museo en 1924. Este marqués, militar, político mecenas y, sobre todo, impulsor del turismo en España, creó la Comisaría Regia de Turismo a través de la que levantó la red de paradores, fomentó la construcción de hoteles como el Palace de Madrid, y abrió muchos de los museos que hoy podemos disfrutar en nuestro país (como la Casa-Museo de El Greco, en Toledo; la Casa de Cervantes en Valladolid; el Patronato de La Alhambra; y éste, el Museo del Romanticismo -www.mecd.gob.es/mromanticismo-).
La mayoría del mobiliario y los objetos que decoran este palacete pertenecen a la colección personal del propio Marqués que atesoró durante toda su vida. Entre ellos destaca el fabuloso cuadro de Goya que puede verse en el Oratorio (y es que el pintor zaragozano fue un precursor del Romanticismo).
Este piano jirafa, también llamado piramidal, es de los pocos que quedan en el mundo (concretamente tres). Está hecho en madera de boj y marfil.
Es una variación del piano de cola tradicional pero en vertical para adecuarse a espacios más reducidos. Su nombre viene de la forma de la voluta de la tapa, que asemeja la cabeza de una jirafa.
Comenzaron a construirse a mediados del siglo XVIII, pero se pusieron de moda durante el siglo XIX, en pleno Romanticismo.
Sin embargo, su acústica es muy inferior a los pianos horizontales, por eso, no perduraron en el tiempo.
El arpa es uno de los instrumentos musicales más característicos del Romanticismo y se tocaba en las reuniones sociales que tenían lugar de esa época. Este en concreto, es de la casa parisina Erard (especializada en pianos y arpas y proveedora de la casa real francesa) y se fabricó en 1840 en estilo neogótico.
Este piano fue fabricado entre los
años 1848-54 por la compañía parisina Pleyel, en maderas nobles como nogal,
ébano, boj, palo rosa y limoncillo de Ceilán, con teclado de hueso. Fue hecho
expresamente para la reina Isabel II que era una gran amante de la música (por y
para ella se construyó el Teatro Real). Lo atestigua el escudo real dibujado
sobre la tapa del teclado.
Este Steinway & Sons perteneció al Nobel de Literatura, Juan Ramón Jiménez. Fue fabricado en Nueva York en 1859 y donado al Museo en 1945 por el propio poeta. |
El óleo pintado por Francisco de Goya entre 1796 y 1799 se encuentra sobre el altar del Oratorio. Se titula "San Gregorio Magno. Papa". |
Braseros de cobre y calentador de cama situados en el dormitorio
masculino y el despacho. Datados entre 1726 y 1875. En ellos se
introducían las brasas o agua caliente. Éste era el sistema de
calefacción típico en esos tiempos.
Imponente escritorio de estilo fernandino que aparece retratado en el cuadro que hay justo detrás. Al principio, ambas piezas estaban en estancias separadas, hasta que un trabajador del museo se dio cuenta de que se trataba de la misma pieza.
En el lienzo se puede ver a su propietario, el Marqués de la Remisa, posando su mano sobre la mesa hecha en madera de caoba.
Este hombre fue uno de los banqueros más importantes del siglo XIX. Llegó a atesorar una gran fortuna con la que patrocinó a muchos artistas de la época.
El lienzo fue pintado por Vicente López en 1844.
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