jueves, 17 de marzo de 2016

LA PINACOTECA MÁS DESCONOCIDA



El Museo de Bellas Artes, también conocido  como la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (www.realacademiabellasartessanfernando.com), se asienta en un edificio de imponentes dimensiones ubicado en el centro de la ciudad, junto a la Puerta del Sol, que alberga, también, un archivo-biblioteca, y un taller de vaciados. Este espacio cultural nació en  1752 auspiciado por el rey Fernando VI, con el objetivo de “fomentar la creatividad artística, así como el estudio, la difusión y la protección de las artes y del patrimonio cultural, muy particularmente de la pintura, la escultura, la arquitectura, la música y las nuevas artes de la imagen”, en palabras del patronato de la institución.



 
 
















 La academia abrió al público como museo en 1986, y atesora una rica colección de más de 1.400 pinturas, 600 esculturas y 1.500 dibujos, piezas que van desde el siglo XV a la actualidad y se exhiben entre sus 59 salas.  Obras de artistas españoles, italianos y flamencos. Entre los pintores destacan El Greco, Vicente Carducho, Rubens, Van Dyck, Zurbarán, Ribera, Murillo, Alonso Cano, Sorolla, Picasso, Julio Romero de Torres, Zuloaga o Juan Gris, y también hay numerosas esculturas de Mariano Benlliure.

Todo ello es el fruto de la colección de cuadros de la Compañía de Jesús expulsada en 1769, de las colecciones reales de Carlos III, de parte de la colección incautada a Manuel Godoy (quien fuera Primer Ministro de Carlos IV), del fruto de las desamortizaciones eclesiásticas, de las obras realizadas por los profesores, de las obras cedidas por los académicos -deben de entregar una al ingresar- y de los legados recibidos de un gran número de benefactores.


 


Aunque parezca increíble, es la segunda pinacoteca del país gracias a los impresionantes tesoros históricos y artísticos que alberga, (después, obviamente, del Museo del Prado), pero también una gran desconocida por el gran público.

Esta es una de las dos esculturas de la entrada que trajo Velázquez.

 






















Entre los insignes alumnos de esta academia de artes figuran Picasso y Dalí que no fueron precisamente alumnos ejemplares. Y resulta que Goya fue director honorario y profesor de la institución desde 1780 hasta que se quedó sordo en 1793. De hecho, el museo tiene 13 de sus pinturas.


Paleta original con la que pintaba Goya.



















Pablo Ruiz Picasso  tenía 17 años cuando ingresó en la Academia para cursar estudios de pintura. Pero enfermó de escarlatina y regresó a Barcelona. Tan sólo estuvo nueve meses en la capital (1897-98). 

En lo que respecta a Salvador Dalí, se inscribió en 1922. Al parecer, llamaba la atención entre profesores y alumnos por sus excentricidades. Y es que le gustaba emular a los artistas victorianos luciendo pronunciadas patillas, gabardina, medias, polainas y chaquetas de  colores estridentes con gardenias en la solapa.  También era un alumno problemático que, en los cinco años que estuvo en la escuela, lideró un sinfín de rebeliones estudiantiles y apenas pisó las clases  aduciendo que podía aprovechar mejor su tiempo y aprender más si perseguía sus propias ideas.
Con esta extravagante apariencia y un talante problemático se presentó un joven aspirante a pintor de 22 años ante el tribunal que iba a examinarle de la prueba final de carrera.  Antes de entrar en la sala Dalí se bebió un vaso de licor de anís (una especie de aguardiente típico de Chinchón, un pueblo cercano a Madrid, que lo embotella desde 1777). Se mostraba desdeñoso y enfadado porque había suspendido casi todas las asignaturas menos una en la que sacó un 10.
El caso es que le pidieron que eligiera un período de la historia del arte y que contara lo que sabía, y él, con altanería, les dijo que todos los profesores de la escuela eran unos completos incompetentes para juzgarle y abandonó la sala de exámenes. Obviamente, le expulsaron de la egregia institución. Un organismo que, a lo largo de estos 264 años de existencia, ha atesorado muchas obras de arte, pero también mil historias y sueños por cumplir o consumados. Por eso, vale la pena conocerla.


Juan de Churriguera fue el autor de este edificio Barroco.





Para mí, el gran descubrimiento fue Giuseppe Arcimboldo, un  pintor  del XVI.
Sus retratos están hechos a base de  flores, plantas, verduras, animales...










 
 

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