lunes, 16 de mayo de 2016

Sábado 4 de junio de 2016

LA ETERNA MORADA DE NUESTROS AUTORES MÁS ILUSTRES

Miguel de Cervantes Saavedra y Lope Félix de Vega  Carpio, dos escritores y dos vidas, hasta cierto punto, entrelazadas por la arquitectura más que por la literatura.Y es que la última etapa de sus existencias discurrió por lugares geográficamente cercanos en el que hoy es el Barrio de las Letras de Madrid (en esa época llamado  Barrio de las Musas porque era donde vivían los más importantes escritores y artistas del XVII). Y, al morir, sus cuerpos se depositaron también en iglesias contiguas. Un hecho curioso si tenemos en cuenta que Cervantes sentía cierta animadversión hacia el llamado Fénix de los Ingenios (precisamente Cervantes le bautizó como Monstruo de la Naturaleza), precisamente por su intensa labor creadora y la fama que adquirió, cosa que él no consiguió,

Se sabe que en 1608, Cervantes se instaló definitivamente en Madrid después de vivir en Valladolid,  Córdoba, varias ciudades italianas, Argel, Lisboa, Orán (en Argelia), Esquivias (Toledo) y Sevilla. Primero se estableció en Atocha, un año después se trasladó a la calle Magdalena , en 1612 por Huertas y, finalmente, a la calle del León (hoy la puerta de entrada de la casa está en la calle Cervantes, donde hay una placa conmemorativa). Las malas lenguas dicen que tanta mudanza se debió a los pufos que fue dejando (no hay que olvidar que Cervantes no se hizo famoso hasta poco antes de su fallecimiento y cambiaba de trabajo más incluso que de alojamiento).
En esta vivienda el autor de El Quijote, la primera novela moderna y la más traducida de la historia,  murió el 23 de abril de 1616. Y fue enterrado no muy lejos de allí. Concretamente, en el monasterio de San Ildefonso y San Juan de Mata, más conocido por su nombre antiguo de Convento de Las Trinitarias Descalzas de San Ildefonso. El por qué de esta localización no deja de ser curioso: la congregación religiosa de los trinitarios fue la que recolectó el dinero y pagó para que Cervantes y su hermano Rodrigo fueran liberados cuando estaban cautivos en Argel. De ahí su deseo de ser enterrado en este convento de tres mil metros cuadrados, fundado a comienzos del siglo XVII por Francisca Gaitán Romero, hija de Julián Romero, que fue capitán de los ejércitos de Felipe II en la guerra de Flandes.
A este convento entró con 16 años, Sor Marcela de San Félix, una hija de Lope de Vega que llegó a ser tres veces madre superiora, y tambien descansa aquí.
Al día siguiente de que muriera Lope de Vega, su comitiva fúnebre pasó delante del convento para que su hija pudiera darle su último adiós desde la ventana de su celda de camino hacia la Iglesia de San Sebastián, en Atocha, donde él descansa.

Lope de Vega y Cervantes fueron vecinos aunque ninguno estuvo en la casa del otro (dicen que Lope nunca invitó al alccalaino a las terturlias literarias que organizaba en su huerto). La casa del autor de La Dorotea está en la que hoy es la calle Cervantes (en esa época llamada Francos porque había muchos franceses que vivían en ella).  http://casamuseolopedevega.org/es/
Allí murió con 73 años. El Duque de Sessa, para el que trabajó como secretario, pagó su sepelio y sepulcro en la Iglesia de San Sebastián, en Atocha. Pero, cuando dejó de pagar su sepulcro, los restos pasaron a una fosa común.

Y, como reza en la lápida del propio Cervantes:

"El tiempo es breve, las ansias crecen, las esperanzas menguan,
y, con todo esto, llevo la vida sobre el deseo que tengo de vivir".


Placa dedicada a Cervantes en este edificio construido en varias etapas,  que consta de Monasterio e Iglesia.
En el suelo de la Sacristía se encuentra el acceso a la cripta donde fueorn hallados 17 cuerpos, entre ellos los de Cervantes y su mujer, Catalina Salazar.
El retablo barroco es original y presenta detalles churriguerescos.


La orden fue fundada por franceses, de ahí la cruz con los  colores de su bandera.

En esta casa de la calle del León  murió Cervantes de diabetes con 68 años.


Estatua dedicada al autor de casi dos mil comedias, erigida delante del Convento de la Encarnación.














La Iglesia de San Sebastián se construyó entre 1554 y 1575.


Pese a lo indicado en la lápida, se desconoce en qué lugar exacto de la iglesia están los restos de Lope.

Entre los parroquianos de esta iglesia figuran personajes ilustres.
































 



























Lunes, 16 de mayo de 2016
MADRID SE PONE ROMÁNTICO


No hace falta que sea San Valentín para que aflore nuestra vena sentimental. Y menos en  Madrid, una ciudad que alberga multitud de rincones ideales para salir en pareja ahora que, por fin, las temperaturas acompañan y nos invitan a pasar más tiempo al aire libre. Por eso, os invito a conocer algunos jardines secretos.
Empezamos, claro, en el Museo del Romanticismo (http://museoromanticismo.mcu.es).  Un espacio que nos propone un paseo por la historia, el arte y la política española desde mediados del siglo XIX, que es cuando apareció este movimiento aquí.
Este museo se inauguró en 1924 por obra y gracia del Marqués de la Vega Inclán, uno de los mayores promotores del turismo en nuestro país y mecenas de arte que creó la Casa-Museo del Greco en Toledo, la red de Paradores de Turismo, el Museo Sorolla, la Casa Cervantes o el Hotel Alfonso XII de Sevilla. Su implicación en la creación de este museo fue tal que gran parte de  los objetos que exhibe eran de su propiedad. Los demás correspnden a donaciones del Marqués de Cerralbo, Mariano José de Larra (de hecho, hay un gabinete dedicado a él, en el que está la pistola con la que se suicidó), Zorrilla y Juan Ramón Jiménez.  Esta institución ha estado siempre muy ligada al mundo literario, no en vano, durante la Guerra Civil, Rafael Alberti fue su director.
El Museo sufrió una profunda remodelación que duró 8 años. Si queréis ver cómo era su aspecto antiguo, podéis pinchar el siguiente link: www.flickr.com/photos/museoromanticismo/sets/72157632988294588/
Pero yo os recomiendo que os toméis algo en su precioso jardín. Puro romanticismo en pleno centro de Madrid.

Sillón circular (también conocido como Borne) en el Salón de Baile.

El comedor, con su vajilla de gala.


En el Jardín del Magnolio, reconocido por muchos como el lugar más romátntico del museo.

Preciosa es también la cafetería, que ofrece deliciosos tés y tartas.























Bonitos son también los Jardínes del Príncipe de Anglona que datan del siglo XVIII, concretamente de 1750. En realidad, llamarle jardín resulta un tanto pretencioso, teniendo en cuenta que se trata de un espacio muy reducido de tan solo 500 metros cuadrados. Pero cumple una función, la de ayudar a desconectar y a ocultarnos de las miradas indiscretas porque, la verdad, poca gente conoce su existencia. De ahí que sea el sitio perfecto para venir con pareja. Podéis sentaros en alguno de los bancos situados entre sus dos fuentes y el templete y estaréis rodeados de plantas y árboles (plátanos, granados y caquis). Eso sí, para disfrutarlo tienes que tener en cuenta que no siempre está abierto (ahora en verano, de 10 a 22 h).
Y una curiosidad más, el paisajista que lo construyó, el francés Nicolás Chalmandrier, fue el mismo que hizo el Parque del Capricho (que está en la Alameda de Osuna).







































Por último, en plena calle Montera te sorprenderá descubrir un auténtico oasis urbano. Se trata del Jardín Secreto que está en la última planta de la tienda Salvador Bachiller (http://www.jardindesalvadorbachiller.com). Un lugar elegante y acogedor gracias a la decoración con mobiliario vintage, la vajilla, tan refinada, las vistas, la exuberante vegetación, sus cócteles con cubitos luminosos, su carta de dulces (tan apetitosos todos) y salados,  y hasta las camareras, vestidas como azafatas de los años 50. Te va a encantar y, a buen seguro, en este ambiente aflorará tu vertiente más romanticona.









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