sábado, 18 de junio de 2016


UNA CIUDAD CON MIL AÑOS DE HISTORIA



A dos horas y media de Madrid se encuentra una de las ciudades  más alegres, vivas, seductoras y con más historia  de España: Sevilla. Recurrir al tópico de que es folclórica para describirla  es quedarse sólo en la superficie ya que es una metrópoli  que se huele,  se saborea, se patea con gusto y en la que la vista también se recrea a cada paso.
Su arquitectura es un juego de influencias que rinden testimonio a todas las civilizaciones que han pasado por ella, desde la romana, la visigoda a, obviamente, la árabe. Sus edificios rezuman  mezclas de estilos: gótico en la Catedral, mudéjar, renacentista, barroco, neoclásico, romanticismo, regionalismo andaluz….
 Sevilla  goza del privilegio de tener el casco antiguo más extenso de España y el tercero de Europa, tras Venecia y Génova. Lo que la convierten en la cuarta ciudad más visitada de nuestro país, por detrás de Barcelona, Madrid y Benidorm.
Su innegable belleza ha sido inmortalizada desde los inicios del cinematógrafo. Ya en 1898, los hermanos Lumière realizaron un cortometraje que mostraba una corrida de toros y una procesión de la tan sentida Semana Santa sevillana.
También muchas escenas de "Lawrence de Arabia" tuvieron como decorados las calles de la ciudad. Ridley Scott usó los Reales Alcázares en los rodajes de "1492: La conquista del paraíso" y "El Reino de los Cielos". También numerosas escenas de la serie "Juego de Tronos" se filmaron allí. 
Por su parte, la Plaza de España figuró en la película "El Dictador", de Sacha Baron Cohen; y en "Star Wars: episodio II. El ataque de los clones", de George Lucas.
La procedencia del nombre se remonta a los tartesios que la denominaron Spal, que significa “tierra llana”.  Los romanos lo latinizaron y pasó a llamarse Hispalis, que con los árabes derivó en Ishbiliya, hasta convertirse en Sevilla.
Obligadas son las visitas a la Catedral, el Alcázar, la Plaza de España y la Torre del Oro. Pero, sobre todo, debes callejear (si vas por la Judería verás lo más característico de la ciudad: calles estrechas, edificios bajos con balcones floreados, fuentes y mucho tipismo).
 La Catedral, de estilo gótico tardío, es la tercera más grande del mundo por detrás de San Pedro, en Roma, y San Pablo, en Londres. Su construción se inició en 1433 sobre el solar que quedó tras demoler la antigua Mezquita Aljama. El arquitecto que la diseñó fue Gerber, que inventó el álgebra (de quien, por cierto, deriva el nombre, al-gerber). El conjunto monumental que integra la Catedral se complementa con la Giralda, el Patio de los Naranjos y la Capilla Real, donde están enterrados el Rey Alfonso X el Sabio, Pedro I el Cruel y hasta Cristóbal Colón.

Y antes de abandonar esta monumental ciudad, acércate a la Plaza de España, en el Parque de María Luisa, que se construyó con motivo de la Exposición Iberoamericana de 1929. Tiene forma de semicírculo y simboliza la conexión entre España y sus antiguas colonias americanas.La idea era que, una vez terminada la exposición, pasara a formar parte de la Universidad de Sevilla, pero no fue así, sino que sus estancias se anexionaron a la Capitanía General.
Aunque Sevilla tiene mucho que ofrecer, una escapada de dos días puede ser suficiente para hacerse una idea de su grandiosidad.
 

La Giralda mide más de 104 metros de altura.
La Catedral declarada Patrimonio de la Humanidad desde 1987.
La Giralda es el campanario  de la Catedral. Fue construida en 1184 a imagen y semejanza del alminar de la Mezquita Kutubia de Marrakech, Marruecos. Está coronada con una estatua de bronce, llamada Giraldillo, que, en realidad, es una veleta, y que resulta que es la escultura de bronce más grande del Renacimiento europeo. Como curiosidad, giralda significa girar, lo que hace la veleta.

Acceso al Palacio Mudéjar del Alcázar, que se terminó de construir en 1366.

El Patio de las Doncellas cuenta con 24 arcos y 48 columnas. Era el centro de la vida pública del palacio.

Si piensas visitar los Reales Alcázares (http://www.alcazarsevilla.org) es mejor que saques las entradas por internet para evitarte las colas que se forman (cuestan 9,50 euros). Cuenta con el privilegio de ser el palacio real en funcionamiento más antiguo de Europa.
Ya existía cuando los árabes conquistaron la ciudad en el año 713. Está formado por diversos palacios y jardines rodeados por una muralla que se construyeron donde originariamente había asentamientos romanos y visigodos. Tiene elementos de carácter árabe, mudéjar, gótico, renacentista y barroco.
Antes de irte, no dejes de pasear por sus frondosos jardines entre árabes y renacentistas, repletos de naranjos y palmeras que crecen altas acunadas por el sonido que producen las fuentes que aquí y allá decoran este vergel.

Puerta que conduce al Patio de las Muñecas.

Cúpula semiesféria con arabescos en el Salón de Embajadores.


En el barrio de Santa Cruz está la Judería, la segunda más importante de España después de la de Toledo.

En esta plaza se hallan las Setas de la Encarnación, como se conoce popularmente a esta construcción de hierro de 26 m de altura, muy polémica.

Vistas desde las Setas. Subir cuesta 3 euros e incluye una bebida.

Dos de las cuatro columnas en La Alameda de Hércules,

Canal navegable en la Plaza de España, con sus cuatro puentes.


Los caracoles y las cabrillas son una tapa muy típica en cualquier bar sevillano. Cuestan sólo dos euros.

Llévate un dulce recuerdo de Sevilla en forma de lata o de estuche surtido de galletas, bombones o polvorones y mantecados de Estepa. Las venden en La Despensa de Palacio (ladespensadepalacio.com)  una tienda con obrador propio en la que prima el buen gusto a precios bastante razonables. 



Comer en el Bar- Restaurante Eslava (http://www.espacioeslava.com), situado en el barrio de San Lorenzo, es una experiencia que te sorprenderá muy gratamente. No en vano cuenta con numerosos premios nacionales e internacionales por la originalidad de sus platos. Si comes de tapas, no dejes de pedir el huevo sobre un bizcocho de boletus y trufa (¡¡¡¡¡podrías alimentarte sólo de ésto!!!!); las costillas de cerdo con miel de romero; el cigarro de Bécquer (una maravilla para los sentidos que es mejor que descubras tú mismo) y, de postre, un plato variado con tarta de chocolate con esencia de naranja, Sokoa o helado de queso viejo, que pondrá un broche de oro a una comida que nunca olvidarás.

Tienda Isadora de ropa y complementos, en la calle Pérez Galdós.

No hay comentarios:

Publicar un comentario