domingo, 14 de agosto de 2016

DE MADRID... AL CIELO

Pues no, no es ninguna frase acuñada durante la Movida, sino que atesora varios siglos de historia.  Unas teorías sitúan su origen a finales del siglo XVIII, y se hizo famosa cuando Carlos III modernizó y embelleció tanto la ciudad que cualquier madrileño podía sentirse aquí en la gloria. También existe la creencia de que en el Cerro Garabitas, situado en la Casa de Campo, cada noche se reúnen las almas de los madrileños muertos para, desde allí, ascender al cielo. Según los vecinos de la zona, cada noche ven  pequeñas luces que ascienden al cielo desde las copas de los árboles. Y, como no hay dos sin tres, hay unos versos en un entremés escrito por Luis Quiñones de Benavente (autor de mediados del siglo XVII), que rezan: “Pues el invierno y el verano, en Madrid solo son buenos, desde la cuna a Madrid, y desde Madrid al Cielo”.

Efectivamente, si uno alza la cabeza hay mucho que ver. Sobre todo, en las iglesias de Madrid. Independientemente de que seas creyente o no, estos templos bien merecen una visita, porque tienen mucho que ofrecer, como sus maravillosas vistas. Aquí tienes unos ejemplos de lo que puedes encontrar.

Seis meses tardó Goya en pintar los frescos de la Ermita de San Antonio de la Florida (de agosto a diciembre de 1798). La bóveda tiene 6 metros de diámetro y representa uno de los milagros de San Antonio de Padua, cuando es trasladado por los ángeles a Lisboa, su ciudad natal, mientras los ciudadanos de Madrid, majos y majas, contemplan el milagro.

Y qué mejor que empezar con una joya: la Ermita de San Antonio de la Florida, de los  exponentes del neoclásico en esta ciudad.  Es popularmente conocida como la Capilla Sixtina de Madrid. Se construyó por expreso deseo de Carlos IV.


Y seguimos con el santo de Lisboa, mal que les pese a los italianos. San Antonio de los Alemanes (originariamente, de los Portugeses), fue, durante siglos, el mayor tesoro de la corona española. No en vano, se erigió entre 1624 y 1633 por orden de Felipe II, como prolongación del Hospital de los Portugueses, que él mismo mandó contruir en 1606. Es muy representativo del barroco español aunque se usaron materiales muy sencillos y baratos para su construcción, como  el ladrillo y el yeso (desde fuera, el edificio no da idea de lo que alberga en su inerior).
Su planta elíptica es otro de los elementos que hacen que sea especial, ya que es una de las pocas de estas características que hay en nuestro país.
Y ya dentro destaca su cúpula encamonada (consiste en un armazón de madera recubierto de yeso, lo que le confiere mayor ligereza), pintada enteramente al fresco. Llama la atención la pintura de la bóveda que representa La Apoteosis de San Antonio, de Juan Carreño de Miranda. Los muros muestran los milagros del santo y corresponden a Luca Giordano (también conocido como Lucas Jordán).


Esta cúpula, que está decorada con pinturas murales,  mide 72 metros de altura y 33 metros de diámetro, y es la tercera mayor de la cristiandad y la cuarta si contamos otras creencias .



Un coetáneo de Antonio de Padua, San Francisco de Asís, tiene también su propia iglesia en Madrid: San Francisco el Grande. El lugar donde ahora se yergue esta colosal basílica, había en 1217 una ermita que fundó el propio San Francisco. En 1760 se derribó y se empezó a construir la que hoy podemos admirar. La obra la empezó el fraile Francisco Cabezas, aunque sufrieron muchos abatares y se terminaron en 1784, con otro Francisco, esta vez Sabatini, al frente.
Cuenta con seis capillas, cada una con su propia cúpula, a cual más bonita. Un de ellas albergó los restos de diferentes personalidades, a modo de Panteón Nacional. Durante años Calderón de la Barca, Garcilaso de la Vega, Quevedo, Ventura Rodríguez o Juan de Villanueva, reposaron aquí, hasta que en 1874 se trasladaron a sus  cementerios de origen.
Sorprendentemente, es el Ministerio de Asuntos Exteriores el que administra este templo de estilo neoclásico.
 El hermano de Napoleón, José I, la utilizó como Salón de Cortes (algo así como Parlamento). También fue hospital, cuartel militar y, durante la guerra civil, almacén para las obas de arte del Palacio Real.



El Oratorio del Caballero de Gracia fue erigido por Juan de Villanueva (autor también del Observarorio Astronómico, varios edificios de El Escorial, el actual Museo del Prado -antes Gabinete de Historia Natural-. la Plaza Mayor de Madrid  tal y como la conocemos hoy, el Jardín Botánico y el Retiro.  Fue un encargo de Carlos III, y supuso su primer trabajo de carácter religioso. Se empezó en 1782 y se culminó en 1795. Más información: www.caballerodegracia.org

La Basílica Pontificia de San Miguel es pequeña pero muy original, con una clara influencia decorativa italiana  Su construcción se remonta a 1739 donde anteriormente había otro templo. En esta iglesia fue enterrado en 1805 el compositor italiano Luigi Bocherini, que vivió en Madrid hasta su muerte. Pero en 1927, Mussolini mandó trasladar sus restos a Lucca, la ciudad natal del músico. Desde 1960 pertenece al Opus Dei. www.bsmiguel.es

La Colegiata de San Isidro, que custodia el cuerpo del patrón de la ciudad y de su mujer, Santa María de la Cabeza,  fue catedral de Madrid desde 1885 hasta 1993, cuando se terminó La Almudena. Fue el jesuita Francisco Bautista el arquitecto elegido para terminar de construir este templo, cuyas obras se llevaron a cabo entre 1622 y 1664, y levantar su falsa cúpula, también llamada encamonada,  la primera de éstas características que se erigía en España . Justo cuando empezó la guerra civil, el edificio fue quemado y la cúpula se vino abajo. Por suerte, se pudo reconstruir sin problemas.

Cúpula del convento barroco de la Inmaculada Concepción, también conocido como de Las Góngoras.  Con este cenobio, Felipe IV quería celebrar el nacimiento de su hijo Carlos II y, de paso, ayudar a las mercedarias descalzas que se acababan de quedar sin casa. El elegido para realizarlo fue Manuel del Olmo, también autor de la cúpula, y lo terminó en enero de 1663.

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